No estaba muerta
Ni secuestrada por una guerrilla sudamericana, ni de misión humanitaria en la tienda de Prada de Tokio, ni nada por el estilo... intentaré no volver a desaparecer, lo juro por Rafa de Fama.
El bollo.
La tradición es que el padrino te regale cada pascua un bollo (tarta con un huevo, casa o plataforma de chocolate) hasta que te cases. Entonces, se supone, que ya puede desentenderse de ti porque, se supone, que si te casas es que estas asentado economómicamente o que te pueden mantener. A mis 28 años mi madrina sigue encargando religiosamente cada semana santa mi bollo y creo que ya se ha resignado a que tendrá que hacerlo hasta que el cuerpo aguante.
Los bollos suelen estar decorados con pequeñas reproduciones de plástico de iconos infantiles. En las repisas de mi casa reposan desde Espinete hasta Sin Chan (el protagonista del bollo del año pasado) pasando por Picachu y las Supernenas. Este año, como cada año, antes del domingo de Pascua, me paso por la pastelería donde mi madrina ha encargado el bollo para elegir los muñequitos con los que quiero que lo decoren.
Las pasteleras, evidentemente, ya me conocen.
-Este año, ¿qué quieres?
-Pues no se, estoy echando un vistazo a ver qué teneis (todavía no se pueden creer que, a mi edad,me siga preocupando elegir los dichosos muñecos).
-A mi me gusta bob esponja (me dice una niña rubia de ocho años y vestido primorosamente hortera).
-Sí, no está mal... pero no soy muy fan, pero prefiero algo que me llene más, ¿tenéis Pocoyo?
-¿Pocoyo?
-Sí, Sí, a mi también me mola: yo quiero pocoyo (dice la niña primorosa. Su metasignificado es: si no me compras un bollo con pocoyo lloraré lloraré y a tomar tranquimazin te obligaré).
-No, pues no tenemos al pocoryor ese...
-¡YO QUIERO UN POCOYO! (Podría ser yo, pero no... la del alarido era la hija de la adicta al tranquimazin)...
-A mi también me gustaría un Pocoyo... (digo por lo bajini).
-Pues NO HAY POCOROYORS de esos... tenemos piolines, tom & Jerris, lunnies y shreks... ¿os parece poca oferta monas?
La hija de la adicta al tranquimazin y yo miramos hacia el suelo. Luego nos miramos mutuamente. Por último, miramos los bollos del expositor resignadas. Intentando superar nuestro ataque de caprichismo y comportarnos como adultas.
-Yo quiero a bob esponja (dice la niña).
-A mi ponme un silvestre (digo intento ocultar mi indignación porque una pastelería que se supone que tiene que estar al día de los gustos de los niños para comprar las figuritas que decoran sus bollos -y que son las que eb realidad hacen que un niño se decida por el de una pastelería u otra- no conozcan al gran pocoyo y a sus amigos: Lula, pato y pajaroto... (de hecho yo hubiese preferido una figurilla de pajaroto, pero ya me parecía demasiado especializado)...
Como las pastelerías no trabajan mucho el nicho de mercado de treinteañeros, tampoco había muñecos de nuestra infancia...
El bollo estaba muy bueno. He dejado el silvestre en perriland... no me llena tanto como para ponerlo sobre mi aparato de TDT (junto a Sinchan y Nevado)
El bollo.
La tradición es que el padrino te regale cada pascua un bollo (tarta con un huevo, casa o plataforma de chocolate) hasta que te cases. Entonces, se supone, que ya puede desentenderse de ti porque, se supone, que si te casas es que estas asentado economómicamente o que te pueden mantener. A mis 28 años mi madrina sigue encargando religiosamente cada semana santa mi bollo y creo que ya se ha resignado a que tendrá que hacerlo hasta que el cuerpo aguante.
Los bollos suelen estar decorados con pequeñas reproduciones de plástico de iconos infantiles. En las repisas de mi casa reposan desde Espinete hasta Sin Chan (el protagonista del bollo del año pasado) pasando por Picachu y las Supernenas. Este año, como cada año, antes del domingo de Pascua, me paso por la pastelería donde mi madrina ha encargado el bollo para elegir los muñequitos con los que quiero que lo decoren.
Las pasteleras, evidentemente, ya me conocen.
-Este año, ¿qué quieres?
-Pues no se, estoy echando un vistazo a ver qué teneis (todavía no se pueden creer que, a mi edad,me siga preocupando elegir los dichosos muñecos).
-A mi me gusta bob esponja (me dice una niña rubia de ocho años y vestido primorosamente hortera).
-Sí, no está mal... pero no soy muy fan, pero prefiero algo que me llene más, ¿tenéis Pocoyo?
-¿Pocoyo?
-Sí, Sí, a mi también me mola: yo quiero pocoyo (dice la niña primorosa. Su metasignificado es: si no me compras un bollo con pocoyo lloraré lloraré y a tomar tranquimazin te obligaré).
-No, pues no tenemos al pocoryor ese...
-¡YO QUIERO UN POCOYO! (Podría ser yo, pero no... la del alarido era la hija de la adicta al tranquimazin)...
-A mi también me gustaría un Pocoyo... (digo por lo bajini).
-Pues NO HAY POCOROYORS de esos... tenemos piolines, tom & Jerris, lunnies y shreks... ¿os parece poca oferta monas?
La hija de la adicta al tranquimazin y yo miramos hacia el suelo. Luego nos miramos mutuamente. Por último, miramos los bollos del expositor resignadas. Intentando superar nuestro ataque de caprichismo y comportarnos como adultas.
-Yo quiero a bob esponja (dice la niña).
-A mi ponme un silvestre (digo intento ocultar mi indignación porque una pastelería que se supone que tiene que estar al día de los gustos de los niños para comprar las figuritas que decoran sus bollos -y que son las que eb realidad hacen que un niño se decida por el de una pastelería u otra- no conozcan al gran pocoyo y a sus amigos: Lula, pato y pajaroto... (de hecho yo hubiese preferido una figurilla de pajaroto, pero ya me parecía demasiado especializado)...
Como las pastelerías no trabajan mucho el nicho de mercado de treinteañeros, tampoco había muñecos de nuestra infancia...
El bollo estaba muy bueno. He dejado el silvestre en perriland... no me llena tanto como para ponerlo sobre mi aparato de TDT (junto a Sinchan y Nevado)
7 Comments:
¡No vuelvas a desaparecer así!
En mi pueblo el bollo ese se llama hornazo, y cuando aun me lo compraban no tenía muñecos, sólo un "güebo" duro plantao en mitad.
Me lo compraba mi abuela/madrina (que eran la misma persona, como superman y Clark Kent), pero se cansó... antes las nietas/ahijadas se casaban antes...
Fdo.: Alegre de Quehayasvuelto
Ya te echaba de menos,soy nueva por aquí,es la primera vez que te dejo un comentario pero te leo hace ya bastante tiempo.Yo soy de la provincia de Alicante,aquí se llaman "monas" tienen un huevo duro y fideitos de chocolate.Lo que veo que sucede en toda España es que la tradición dice que el padrino/a la regala.
SANDRA
Que no tengan a Pocoyó!!! un dibujo español tan internacional (y adorable). Pero bueno, al menos tu dilema es qué muñequito quieres para la mona, la mia es encontrar una mona sin gluten. :)
¿Y a Optimus Prime tampoco lo tenían? O a la Bionda, amarrando a alguna maciza. Qué vergüenza de pastelería, de verdad.
Joer, solo han pasado (casi) 2 meses desde el ultimo post... bueno, bienvenida... a tu propio blog, :P
Eso que te llevas, un bollete al año esta bien, en mi caso en semana santa llega mi aguela con torrijas caseras (mae mia que buenas questán), pero este año no han tocado, y es como si no hubiese habido semana santa.
Definitivamente, he crecido...no se lo que es "Pocoyo"...pero bueno, San Google me ayudará en el plan de rejuvenecimento.
Qué grande es La Perri. Qué sensacional su imagen seleccionando muñeco para el bollo. :-D
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