Mi chaquetina
"Se busca chaquetina verde de corte sahariana-militar comprada en Zara. Se perdió el miércoles al medio día entre la heladería Palazzo de Gran Vía y la esquina de la calle la Palma con San Bernardo. Si alguien la ha visto, por favor, póngase en contacto con la perri: es una chaquetina muy cariñosa y suave y seguro que tiene miedo si pasa la noche sola". Ese era el anuncio que quería poner el miercoles por todos los semáforos, marquesinas y papeleras de Madrid.
La gente debía pensar que había perdido a mi hijo o a un perro cuando me veían acercarme a su negocio casi corriendo con la cara descompuesta y las lágrimas asomándose: "¿han visto una chaqueta verde?" La cara de creciente compasión de la gente se volvía de golpe en asco. "¿y por una fucking chaqueta te pones así, niña?", debían pensar. "Pues sí. Por una fucking chaqueta me pongo así", respondía mi yo-subconsciente-leedor-de-mentes.
Mi yo subconsciente-leedor-de-mentes se dividió en dos en el momento justo en el que me di cuenta de que había perdido mi chaquetina (esquina de la calle la Palma con San Bernardo). Mi yo subconsciente-leedor-de-mentes-instintivo (llamemoslo yo-instintivo) estaba presa de un ataque de pánico, quería recuperar la chaqueta como fuese, e incluso cuando se dio cuenta de que era imposible, recorrió -tiranto como un loco del resto del cuerpo- varios zaras dispuesto a reponer la chaquetina y a hacer como que no había pasado nada. Porque cuando la vida de uno es perfecta, perder una chaqueta preferida es una pena que no llega ni a la categoría de morros, pero cuando tu vida es una cinta transportadora de aeropuerto y estas al borde del desequilibrio total, el empujoncito que te falta puede dártelo perder una de las pocas cosas que forman parte de tu vida cotidiana y te gustan. Es la gota que colma el vaso.
Me recuerda a una de mis pelis preferidas (confesión por la que me lapidareis): Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet: en un momento, la chica está desesperada, todo le va mal y se pasa todo el día pensando en que lo único que puede animarla y evitar que se meta en la cama para no volver a salir es un buena tarrina de helado con trozos de chocolate (muy americano ya lo se) y cuando llega al super descubre que se han agotado... la única ilusión que le ataba a la cordura ha desaparecido y ahora no tiene excusas para no abandonarse a sus deseos más irracionales. Así que se pone a llorar como una loca frente a la nevera de los helados mientras los compradores la miran con cara de susto. Pues eso fue exactamente lo que me pasó a mi con la chaquetina....
Mi yo-subconsciente-lector-de-mentes-racional (llamemoslo yo-racional) le decía a mi yo-instintivo: "¿Qué estas tonto del culo?, ¿No te das cuenta de que es una simple chaqueta?, ¿Con todas las cosas horribles que pasan y tu te pones como una loca por un trozo-tela?". Pero mi yo-instintivo no escuchaba. Solo buscaba desesperadamente el trozo-tela como si así fuese a recuperar mi quebradizo equilibrio... Al final mi yo-racional acabó venciendo a un exhausto y avergonzado yo-instintivo y los tres nos fuimos a casa.
Ayer, en Gijón... encontré una hermana de mi chaquetina (una talla más pequeña, eso sí) y mis dos yos se han reconciliado de momento.
P.D.: El horóscopo se equivoca de momento de cabo a rabo.... al menos en lo profesional y sentimental.
La gente debía pensar que había perdido a mi hijo o a un perro cuando me veían acercarme a su negocio casi corriendo con la cara descompuesta y las lágrimas asomándose: "¿han visto una chaqueta verde?" La cara de creciente compasión de la gente se volvía de golpe en asco. "¿y por una fucking chaqueta te pones así, niña?", debían pensar. "Pues sí. Por una fucking chaqueta me pongo así", respondía mi yo-subconsciente-leedor-de-mentes.
Mi yo subconsciente-leedor-de-mentes se dividió en dos en el momento justo en el que me di cuenta de que había perdido mi chaquetina (esquina de la calle la Palma con San Bernardo). Mi yo subconsciente-leedor-de-mentes-instintivo (llamemoslo yo-instintivo) estaba presa de un ataque de pánico, quería recuperar la chaqueta como fuese, e incluso cuando se dio cuenta de que era imposible, recorrió -tiranto como un loco del resto del cuerpo- varios zaras dispuesto a reponer la chaquetina y a hacer como que no había pasado nada. Porque cuando la vida de uno es perfecta, perder una chaqueta preferida es una pena que no llega ni a la categoría de morros, pero cuando tu vida es una cinta transportadora de aeropuerto y estas al borde del desequilibrio total, el empujoncito que te falta puede dártelo perder una de las pocas cosas que forman parte de tu vida cotidiana y te gustan. Es la gota que colma el vaso.
Me recuerda a una de mis pelis preferidas (confesión por la que me lapidareis): Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet: en un momento, la chica está desesperada, todo le va mal y se pasa todo el día pensando en que lo único que puede animarla y evitar que se meta en la cama para no volver a salir es un buena tarrina de helado con trozos de chocolate (muy americano ya lo se) y cuando llega al super descubre que se han agotado... la única ilusión que le ataba a la cordura ha desaparecido y ahora no tiene excusas para no abandonarse a sus deseos más irracionales. Así que se pone a llorar como una loca frente a la nevera de los helados mientras los compradores la miran con cara de susto. Pues eso fue exactamente lo que me pasó a mi con la chaquetina....
Mi yo-subconsciente-lector-de-mentes-racional (llamemoslo yo-racional) le decía a mi yo-instintivo: "¿Qué estas tonto del culo?, ¿No te das cuenta de que es una simple chaqueta?, ¿Con todas las cosas horribles que pasan y tu te pones como una loca por un trozo-tela?". Pero mi yo-instintivo no escuchaba. Solo buscaba desesperadamente el trozo-tela como si así fuese a recuperar mi quebradizo equilibrio... Al final mi yo-racional acabó venciendo a un exhausto y avergonzado yo-instintivo y los tres nos fuimos a casa.
Ayer, en Gijón... encontré una hermana de mi chaquetina (una talla más pequeña, eso sí) y mis dos yos se han reconciliado de momento.
P.D.: El horóscopo se equivoca de momento de cabo a rabo.... al menos en lo profesional y sentimental.
2 Comments:
No desesperes con el horóscopo...
Y, fuera de coña, esa conexión con la cordura de la que hablas, mantenida con algo en apariencia intrascendente, a veces es vital.
Por ejemplo, el ronroneo de tu gato cuando te tumbas a su lado porque necesitas sentir cariño sincero.
Hoy estoy pelín destroyer. Besos.
Ha, ha, las ganas de probar el capuccino commotion me persiguen desde entonces.
Capuccino commotion anti-depresión... me encanta Coixet.
=)
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