domingo, septiembre 30, 2007

laperri y los muertos

No soy una persona religiosa (aunque me encante el arte y toda la parafernalia católica)pero tengo muy presentes a mis muertos en mi vida.

Supongo que es porque, afortunadamente (toquemos todos madera), no he tenido ninguna muerte traumática en mi entorno más próximo. Cuando recuerdo a los familiares y personas que han formado parte de mi vida y ya han muerto nunca lo hago con tristeza. No me invade la pena. No me dan ganas de llorar. Están muy presentes y su recuerdo me da paz. Hablando del tema con un amigo me dice que cada uno tiene una relación con la muerte muy distinta. Supongo que yo, que no creo en la vida después de la muerte, debería sentir desasosiego y un hueco enorme dentro al pensar, al hacerlo en esas personas, que un día no habrá nada y ya no pensaré, ni sentiré, ni seré de consciente de ni siquiera no ser. Bluf. Nada.

Pero no es así... supongo que sí me desasiega que alguien muera joven por un accidente o una enfermedad. Joven o repentinamente. El caso es que yo tengo a mis muertos muy presentes en mi vida. Y últimamente el recuerdo de mi abuelo (hace nueve meses que murió) me viene a la mente de una forma muy frecuente. Precisamente ahora sin que haya pasado nada especial que haga que me acuerde más de él. Estoy en la compra o duchándome y lo recuerdo con su mono azul y sus chirucas, llevándome a por el agua a la fuente (sí, soy niña heidi), segando o haciendo algo en el tendejón. No me molesta, no me inquieta, no me pone triste. Solo me pregunto porqué ahora, precisamente, se vuelve tan presente.

1 Comments:

Blogger GUANDARRRR said...

Seguramente a esa pregunta sólo te puedes contestar tú o alguien que te conozca mucho más, a ti y a tu vida. Tal vez que empieza hacer mal tiempo y eso lo conectamos con que se acerca otra vez el invierno, las Navidades, y la rueca de la vida sigue y sigue.
La muerte... bueno, yo sólo sé de la muerte que cuando murió mi abuela (estuvo en una cama paralítica muchos años) lo pasé mal, sobre todo porque me di cuenta de que tenía que haber intentado alegrarle más la vida, ejercer de nieta aunque ella no hubiese podido ejercer de abuela (no hablaba ni interactuaba).
A pesar de ello, estando ante su cuerpo, supe que algo se había ido. Cuando estas ante una persona muerta no es como cuando estas ante una persona dormida, sabes que algo ya no está ahí.
Disfruta de los recuerdos con tu abuelo, sigue vivo en las reacciones que te provoca el recordarle.

10:36 p. m.  

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