la arena, esa arma de destrucción masiva
Fue la portada de los periódicos locales e interrumpieron las emisiones radiofónicas para anunciarlo en boletín de última hora. Sonaron las sirenas como si fuese a haber un bombardeo sobre la ciudad: ¡HA SALIDO EL SOLLLLLLLLLLLLLLLLL!
Y todos los habitantes de la ciudad perri salieron corriendo de sus casas sombrilla en mano como si fuese el fin del mundo. Porque, en la ciudad perri que haga sol es noticia. En la ciudad perri, el año pasado, llovió 300 días. En la ciudad perri el rayo de sol se cotiza más caro que el kilo de quisquilla... la ciudad perri es la ciudad gris donde todo el mundo quiere estar moreno. Y la perri, que es como el marmol, y necesita al menos mil sesiones de sol para coger un color humano NO puede desaprovechar uno de los dos días de sol que hace en la ciudad perri...
Asi que la perrimother y la perri se hicieron unos bocatas de pamtumaca, envolvieron unas cocacolas lights en papel de periódico (sí,las perris conocen los secretos de la refrigeración casera y se los transmiten generación tras generación) y se fueron a la playa. En la ciudad perri hay tres playas: una está muy lejos, en otra te tienes que encajar como un tetris de la cantidad de madrileños que hay por metro cuadrado.. y la última, sin el glamour decadente que da el paseo marítimo a la anterior, es a la que van las perris porque pueden extenderse en todo su 1,60 de altura...
Llegamos a la playa... los colmillos afilados, la crema extendida... pero, pero... había vientos huracanados de 100 km hora... aquello parecía una tormente saharaui... Y es que en la ciudad perri, para que no haya nubes tiene que haber un viente salvaje que las empuje lejos, también conocido como nordeste...
En la playa había unos 300 blanquecinos y valientes dispuestos a soportar el vendaval para tostar su piel. Las perris no iba a ser menos. Extendimos nuestra toalla... el viento soplaba tan fuerrrrrrrrrrte que los granos de arena nos hacía daño al impactar contra nuestro cuerpo. No pasa nada. El secreto está en hacer como si fuese normal. Que los granos nos hacen moratones de lo fuerte que los lanza el viento contra nosostros... nosotras hacemos como si nada... que si al sacar nuestros bocadillos comemos más arena que jamón... nosotras hacemos como si nada... que la arena que se ha metido en nuestros ojos forma un emplasto con las lágrimas que nos provoca y nos pega las pestañas como una legaña playera... nosotras hacemos como si nada... que tenemos arena en TODOS y cada uno de nuestros orificios.... nada.. porque todo merece la pena para aprovechar El día de sol...
Hasta que la perrimother no puede más... "soy una croqueta humana" me dice rebozada en arenisca... nos movemos hacia uno de los laterales de la playa... allí las rachas de viento son de 50 km/h en vez de 100 km/h, una diferencia que permite que el sol impacte en nuestra piel a través de los espacios libres que deja la arena cual colador. Estamos muy satisfechas. Derepente oimos un sonido nada perri... miramos hacia arriba y vemos la grua del edificio que están construyendo detrás nuestros planear sobre nuestras cabezas... el riesgo de morir aplastadas por cinco toneladas de hierro no es nada comparado con el de no aprovechar los únicos rayos de sol del año...
La arena nos agrede, tenemos frío y miedo (por morir aplastadas), la toalla se vuelve contra nosotras y nos cubre o nos golpea según el momento... un señor intenta leer el periódico y las hojas acaban en un remolino junto al agua... colocamos nuestras chanclas en las esquinas de las toallas para evitar el ataque... todo es imposible... pero merece la pena... merece la pena... sol ven a mi, incide con la misma potencia que la arena... ven...
Cuando volvemos acasa parecemos dos marines de los de tormenta del desierto... o dos gatos tras un tornado... nos duchamos... con la arena que hay en la bañera podría construirse una réplica a tamaño natural de marivent... somos con dos lubinas a la sal pero en versión perrinas a la arena...
A merecido la pena... hemos puesto nuestra vida en peligro... y tenemos un tapón de arena en nuestro estómago... pero... hemos captado los rayos... somos felices... en la ciudad perri han apuntado el día para convertirlo el próximo año en fiesta local: el día que hizo sol en la ciudad perri.
Y todos los habitantes de la ciudad perri salieron corriendo de sus casas sombrilla en mano como si fuese el fin del mundo. Porque, en la ciudad perri que haga sol es noticia. En la ciudad perri, el año pasado, llovió 300 días. En la ciudad perri el rayo de sol se cotiza más caro que el kilo de quisquilla... la ciudad perri es la ciudad gris donde todo el mundo quiere estar moreno. Y la perri, que es como el marmol, y necesita al menos mil sesiones de sol para coger un color humano NO puede desaprovechar uno de los dos días de sol que hace en la ciudad perri...
Asi que la perrimother y la perri se hicieron unos bocatas de pamtumaca, envolvieron unas cocacolas lights en papel de periódico (sí,las perris conocen los secretos de la refrigeración casera y se los transmiten generación tras generación) y se fueron a la playa. En la ciudad perri hay tres playas: una está muy lejos, en otra te tienes que encajar como un tetris de la cantidad de madrileños que hay por metro cuadrado.. y la última, sin el glamour decadente que da el paseo marítimo a la anterior, es a la que van las perris porque pueden extenderse en todo su 1,60 de altura...
Llegamos a la playa... los colmillos afilados, la crema extendida... pero, pero... había vientos huracanados de 100 km hora... aquello parecía una tormente saharaui... Y es que en la ciudad perri, para que no haya nubes tiene que haber un viente salvaje que las empuje lejos, también conocido como nordeste...
En la playa había unos 300 blanquecinos y valientes dispuestos a soportar el vendaval para tostar su piel. Las perris no iba a ser menos. Extendimos nuestra toalla... el viento soplaba tan fuerrrrrrrrrrte que los granos de arena nos hacía daño al impactar contra nuestro cuerpo. No pasa nada. El secreto está en hacer como si fuese normal. Que los granos nos hacen moratones de lo fuerte que los lanza el viento contra nosostros... nosotras hacemos como si nada... que si al sacar nuestros bocadillos comemos más arena que jamón... nosotras hacemos como si nada... que la arena que se ha metido en nuestros ojos forma un emplasto con las lágrimas que nos provoca y nos pega las pestañas como una legaña playera... nosotras hacemos como si nada... que tenemos arena en TODOS y cada uno de nuestros orificios.... nada.. porque todo merece la pena para aprovechar El día de sol...
Hasta que la perrimother no puede más... "soy una croqueta humana" me dice rebozada en arenisca... nos movemos hacia uno de los laterales de la playa... allí las rachas de viento son de 50 km/h en vez de 100 km/h, una diferencia que permite que el sol impacte en nuestra piel a través de los espacios libres que deja la arena cual colador. Estamos muy satisfechas. Derepente oimos un sonido nada perri... miramos hacia arriba y vemos la grua del edificio que están construyendo detrás nuestros planear sobre nuestras cabezas... el riesgo de morir aplastadas por cinco toneladas de hierro no es nada comparado con el de no aprovechar los únicos rayos de sol del año...
La arena nos agrede, tenemos frío y miedo (por morir aplastadas), la toalla se vuelve contra nosotras y nos cubre o nos golpea según el momento... un señor intenta leer el periódico y las hojas acaban en un remolino junto al agua... colocamos nuestras chanclas en las esquinas de las toallas para evitar el ataque... todo es imposible... pero merece la pena... merece la pena... sol ven a mi, incide con la misma potencia que la arena... ven...
Cuando volvemos acasa parecemos dos marines de los de tormenta del desierto... o dos gatos tras un tornado... nos duchamos... con la arena que hay en la bañera podría construirse una réplica a tamaño natural de marivent... somos con dos lubinas a la sal pero en versión perrinas a la arena...
A merecido la pena... hemos puesto nuestra vida en peligro... y tenemos un tapón de arena en nuestro estómago... pero... hemos captado los rayos... somos felices... en la ciudad perri han apuntado el día para convertirlo el próximo año en fiesta local: el día que hizo sol en la ciudad perri.
6 Comments:
Si hubiera querido sol y arena...me hubiera hecho albañíl... a mi la playa no me gusta. Ni en perri city ni en benidorm!
He echado mucho de menos tus posts. Me río mucho con tus aventuras y desventuras. Que no de tí. Y veo que somos de la misma buena cosecha del 79, ¡la mejor!
Besines.
De verdad yo solita me hecho el honor de nombrarme tu fan...¡¡cuanto me habre reido en cada post que comentas!!.
Desde ahora (y hasta siempre...) tienes una nueva lectora de tu magnifico blog. La cual quiere ser tu fan e idolatrarte.
Por cierto yo tambien lo paso de mal en las playas...e intento usar la misma estrategia de "no pasa nada" pero no lo soporto, si que me pasa, si que pasa...la arena me arrastra hacia el mar donde posteriormente mi bikini sera alejado de mi hasta limites insospechados, quedando desnuda ante toda persona conocida...y esque o bien la arena me pega o las olas pervertidas me atacan...yo ya..no se que hacer. me siento insegura en una playa
Jo Perri, me alegro de leerte de nuevo...
JAJAJAJAJAJAJA!!!
Gracias por hacerme reir en este aburrido día de trabajo.....
Prometo que en la ciudad perri he llegado a estar al sol mientras llovía a la vez. Aunque era mucho más divertida la playa llena de alquitrán.
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