Las servilletas auchán
Hoy iba en el metro, en uno de esos vagones sin aire acondicionado, buscaba desesperadamente un clinex en mi bolsa de mary poppins. Porque me he pasado la semana enferma y trabajando... es decir estoy doblemente enferma: mental y físicamente. Las secuelas: el famoso grifo nariz.
Lo dicho: iba buscando un clinex, mejor dicho una servilleta marca auchán, porque el domingo a media tarde agoté el último de 200 clinex balsámicos. Así que por la noche repté hasta el opencor en busca de yogures y clinex. Reptamiento inutil: no había clinex. No me pareció tan dramático: para algo están las servilletas auchán.
Las servilletas auchán me estaban haciendo polvo la naricilla pero me estaban salvando la vida. Así que, antes de ir a ver a uno de mis múltiples jefes, me eché un puñao de servis auchán al bolso... superglamourrrrrrr. Antes de entrar a su despacho me soné los mocos con empeño, mi plan ero no tener que sacar mis servilletas auchán en su presencia (allí usan clinex de hilo de seda de gusano neonato cojo). Sería rápido y con un poco de suerte no las necesitaría. Pero el tío tenía ganas de hablar: Milán por aquí, Nueva York me ha dejado agotado... osea, pobre... y entonces mi nariz empezó su propia revolución... una pequeña aspiración que pasa casi desapercibida, dos.... ¡NO PUEDO MÁS! ¡Servilleta Auchán fueraaaaaaaaaaa!... ¡Sí es una servilleta, una SERVILLETA, soy cutre, soy chunga, no soy digna de tu ultracool revista!...
Perfecto no ha notado la diferencia. Increíble, EL no se ha apercibido. Salgo del despacho, salgo de la revista, llego al metro. Me meto en el vagón... ¡LA SERVILLETA HA DESPARECIDOOOOOOOOO! ¿Qué voy a hacer? Todavía me quedan cinco paradas y mi nariz parece un aspersor. Tranquila, respira... bueno NOOOO... mejor no respires que puedes regar al resto del vagón... zen, relájate, no pasa nada, contrólate... cuatro paradas, piensa en un desierto, un desierto tras un incendio, un desiero tras un incendio a 40 grados sin aire... tres paradas, no puedo MASSSSSSSSSSSSSSSSSS... que me pasen una manga laarrrrrrrrrrga...
Salgo del andén... veo mi reflejo en los cristales y me doy cuenta de que estoy corriendo los 100 metros marcha. Tengo que encontrar una solución... salgo a lo calle: ¡DIOS, UNA SOLUCIÓN!... miro a ambos lados, como si fuese a robar una chocolatina, entro en el McDonalds me deslizo sigilosamente hasta la mesa donde están las servilletas, extiendo la mano, nadie me mira, soy rápida, soy invisible, soy una ninja, ¡YA! las servilletas están en mi poder, me las meto en el bolso... ahora haz como que nada, disimula... uy que bonito payaso!!!!!!!!!
YA ESTOY FUERAAAAAAAAAAAAAAAA... Soy libre... y muy muy feliz
Lo dicho: iba buscando un clinex, mejor dicho una servilleta marca auchán, porque el domingo a media tarde agoté el último de 200 clinex balsámicos. Así que por la noche repté hasta el opencor en busca de yogures y clinex. Reptamiento inutil: no había clinex. No me pareció tan dramático: para algo están las servilletas auchán.
Las servilletas auchán me estaban haciendo polvo la naricilla pero me estaban salvando la vida. Así que, antes de ir a ver a uno de mis múltiples jefes, me eché un puñao de servis auchán al bolso... superglamourrrrrrr. Antes de entrar a su despacho me soné los mocos con empeño, mi plan ero no tener que sacar mis servilletas auchán en su presencia (allí usan clinex de hilo de seda de gusano neonato cojo). Sería rápido y con un poco de suerte no las necesitaría. Pero el tío tenía ganas de hablar: Milán por aquí, Nueva York me ha dejado agotado... osea, pobre... y entonces mi nariz empezó su propia revolución... una pequeña aspiración que pasa casi desapercibida, dos.... ¡NO PUEDO MÁS! ¡Servilleta Auchán fueraaaaaaaaaaa!... ¡Sí es una servilleta, una SERVILLETA, soy cutre, soy chunga, no soy digna de tu ultracool revista!...
Perfecto no ha notado la diferencia. Increíble, EL no se ha apercibido. Salgo del despacho, salgo de la revista, llego al metro. Me meto en el vagón... ¡LA SERVILLETA HA DESPARECIDOOOOOOOOO! ¿Qué voy a hacer? Todavía me quedan cinco paradas y mi nariz parece un aspersor. Tranquila, respira... bueno NOOOO... mejor no respires que puedes regar al resto del vagón... zen, relájate, no pasa nada, contrólate... cuatro paradas, piensa en un desierto, un desierto tras un incendio, un desiero tras un incendio a 40 grados sin aire... tres paradas, no puedo MASSSSSSSSSSSSSSSSSS... que me pasen una manga laarrrrrrrrrrga...
Salgo del andén... veo mi reflejo en los cristales y me doy cuenta de que estoy corriendo los 100 metros marcha. Tengo que encontrar una solución... salgo a lo calle: ¡DIOS, UNA SOLUCIÓN!... miro a ambos lados, como si fuese a robar una chocolatina, entro en el McDonalds me deslizo sigilosamente hasta la mesa donde están las servilletas, extiendo la mano, nadie me mira, soy rápida, soy invisible, soy una ninja, ¡YA! las servilletas están en mi poder, me las meto en el bolso... ahora haz como que nada, disimula... uy que bonito payaso!!!!!!!!!
YA ESTOY FUERAAAAAAAAAAAAAAAA... Soy libre... y muy muy feliz
8 Comments:
Hola,saltando de blog en blog encontré el tuyo, me gusta bastante tu sentido del humor :)
Ains...al menos no ibas con el rollo de papel higiénico en el bolso, en su defecto una buena cantidad del mismo cortada en trocitos, que es la solución más triste al grifo-nariz traidor :)
Ánimo, que te cures prontito
Jesus!!! o Salud!!!
Querida perri, si que tienes arte en hacer que una servilleta de auuchan pase por un clinex de semejante calidad...eres fantastica.
Jajajaja me encato el post!
Los MacDonalds sirven para algo.
Jo, es que me meo de la risaaaa... ME he imaginado en tu situación, ¡¡qué estrés!! Tener la nariz acocotada de mocos y no tener pañuelo es una tortura. Uf!! A mi me pasa igual, por eso tengo mínimo tres paquetes de paquetes (si, sí, no me he equivocado) en el armario, listos para cualquier resfriado traidor eventual.
Espero que te mejores prontito!! Besote
Holaaa,
yo soy de los que, a falta de cleenex, y bajo necesidad imperiosa, colecciono trozos de papel higienico en los bolsillos. Eso si, perfectamente alisados y doblados en forma de cleenex. Que cool.
Por cierto, encantado de leerte.
Mejor que tener el rollo de papel de WC encima de la mesa de la oficina... ejem.
¿Y en dónde se quedó la servilleta auchan moqueada? ¿no se te quedaría en la oficina al salir? si lo "aperciviera" el jefe después de lograr colársela... :P
Es increíble lo rápido que se alcanza la felicidad plena cuando se tiene un catarro de campeonato o ganas de mear.
Si ya lo decían... la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas cotidianas.
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