martes, octubre 11, 2005

Odio la lluvia

Ya se que deberia estar contenta… que españa está como el sahara y todo eso… pero es que en esta ciudad nunca llueve a gusto de la perri

Ayer había quedado para cenar (uh, uh!!!!!!!... lo siento no era una cena nada uh, uh)… yo iba muy perrisesuarrrrrr con mis bermudas grises, unos zapatinos llenos de agujeros (hechos a posta) y unos calcetines por la rodilla… por abrigo llevaba una chaquetita estilo abuela del grosor del papel cebolla… me había alisado el pelo… con todos esos detalles en mis manos no se como no pensé, nada más salir de casa, que justo cuando me fuese del trabajo comenzaría el diluvio universal en versión ariel (es decir, concentrado)

Yo estaba en la calle … con mis bermudas, mis zapatinos y mi chaqueta papel-cebolla-abuela… tapándome con un periódico (afortunadamente tienen alguna utilidad) y clavando la cabeza en las clavículas como si contrayendo el cuello, acercando dos centímetros más mi cabeza al suelo fuese a mojarme menos….

… entonces, pasó lo que tenía que pasar: un coche… sobre un charco… tan profundo como el mar de Aral… después yo estaba duchada…

y ahí se quedó la perri mojada, congelada, en mitad de la calle, inmóvil… odiando al mundo… de repente salí de mi mundo feliz de exterminio global y me di cuenta de que, podría ser recomendable no quedarme junto al charco…

… vi como un coche se acercaba derrapando, mi mente fui rápida (me vi remojada y utilizando mi paraguas para estrangular felices viandantes egoístas de esos que llevan paraguas) pero mi cuerpo no… inicié una carrera patética que terminó con mi zapato volando sobre el paso de peatones, la perri perdiendo el equilibrio y pisando con su pie otro gran charco con la única separación entre agua y piel de dos milímetros de calcetín…
… la gente se rio… yo saqué mentalmente el lanzallamas con la música de CSI Las Vegas de fondo y recobré la fuerza suficiente para caminar (si caminar, semidescalza, sobre el agua) hacia mi zapato y calzarme toda digna….

… cuando llegue al bar mi pelo parecía el de tamara en sus peores días, mi nariz cual la de rudolf… tiritando, encogida… con los instintos asesinos a flor de piel… deseando matar bebes foca…
… mi compañero de mesa… llevaba barba de siete días, había ido al gimnasio y no se había duchado (para que honrarme con un olor corporal no ántrax) y un pelo imposible… ¡y yo preocupada y sacando el lanzallamas por mis pintas perris!

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

por muy malo q fuera nunca serias como tamara
la vi el otro dia en sol (EXISTE!!!)Y ERA LO PEOR LO PEOR con mayusculas

1:44 p. m.  

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