Sin vocación de esposa
Esto va de que una monja me ha dicho que no tengo vocación de casada. Hoy he ido a visitar a la ex directora de mi colegio mayor, la hermana M, una monja de libro, como las que dirigían los internados de Candy Candy y Esther. La hermana M nos reñía porque nuestras faldas eran muy cortas, apagaba las luces a las doce de la noche y apatrullaba (gracias Fari) los pasillos por si a alguien se le ocurría colarse en la habitación de una amiga (reunión que desmontaba inmediatamente), controlaba lo que comíamos (aún recuerdo con escalofrios el emperador que ponían para cenar) y repasaba las notas con cada colegiala al final de cada año. No se porque siguo yendo a ver a la hermana M, porque cada vez que voy me machaca la autoestima en plan llagar de sidra (yo, por supuesto, soy una pequeña manzanita). La hermana M se conserva en formol. Está exactamente igual que cuando prohibió a un entonces novio mio acudir a la fiesta de fin de curso porque tenía el pelo verde (que tiempos). Ella lo tiene como drácula (el de Coppola) y metía casi tanto miedo como él cuando se levantaba a media noche para ir al baño con su camisón blanco y su larga melena cana hasta los hombros.
La hermana M siempre me dice lo mismo: que soy una personas muy seria, poco cariñosa y nada expresiva. También me pregunta por mi vida sentimental. Entonces se coloca las gafas con un movimiento delicado e inquietante, sacude la cabeza, suspira y dice: "Carmen yo se que algunas de vosotras pensáis que sí, pero en realidad no tenéis vocación de casadas (lo que traducido del lenguaje monjil al humano significa: "No te aguanta ni dios y te vas a quedar para vestir santes)". Y es que a mi me da igual casarme o no, y ya sabéis que no deseo satánicos (lease descendencia), pero cada vez que esa señora me dice lo de la puñetera vocación de casada me invade un sentimiento de inferioridad y una inseguridad que me duran por lo menos un día. ¿Qué poder extraño ejerce la hermana M sobre mi? ¿Cómo es posible que una palabra suya baste para hacer que me sienta vieja y arrugada? ¿Acabaré inventándome un novio y convenciendo a algún amigo para que se haga pasar por mi pareja una o dos veces al año?¿Me estaré volviendo loca?¿Llevará mañana Camila un traje color dorado-beige?
La hermana M siempre me dice lo mismo: que soy una personas muy seria, poco cariñosa y nada expresiva. También me pregunta por mi vida sentimental. Entonces se coloca las gafas con un movimiento delicado e inquietante, sacude la cabeza, suspira y dice: "Carmen yo se que algunas de vosotras pensáis que sí, pero en realidad no tenéis vocación de casadas (lo que traducido del lenguaje monjil al humano significa: "No te aguanta ni dios y te vas a quedar para vestir santes)". Y es que a mi me da igual casarme o no, y ya sabéis que no deseo satánicos (lease descendencia), pero cada vez que esa señora me dice lo de la puñetera vocación de casada me invade un sentimiento de inferioridad y una inseguridad que me duran por lo menos un día. ¿Qué poder extraño ejerce la hermana M sobre mi? ¿Cómo es posible que una palabra suya baste para hacer que me sienta vieja y arrugada? ¿Acabaré inventándome un novio y convenciendo a algún amigo para que se haga pasar por mi pareja una o dos veces al año?¿Me estaré volviendo loca?¿Llevará mañana Camila un traje color dorado-beige?
4 Comments:
Me decanto por un elegante traje de chaqueta rosa fucsia con zapatos verde pistacho y bolsito de mano amarillo limón.
El problema de ser esposa es que siempre hay un marido de por medio.
Un marido como dios manda tiene mucho que ver con:
- Váter sucio.
- Ropa sucia en el suelo.
- Puesta de lavadora mal adrede para no volver a ponerla.
- Excusas vagas rozando la subnormalidad vocacional para escaquearse de lo que sea.
- Llegar a casa a las diez pretextando el mucho curro para librarse de la hora de los baños de los ninios.
- Chándal.
- Motociclismo/Fórmula 1
- Vermut.
- Tele a toda tralla.
¿Quién coño en su sano juicio quiere ser esposa?
La verdad es que visto así,,, mejor es, como los padres de un amigo mío, que uno viva en el A y otro en el B... y luego se dicen eso tan horroroso y al mismo tiempo enternecedor de ¿en tu casa o en la mía?
Jajajajajaja...
Pensaba ir a ver a la monja M un día de estos, pero me están entrando escalofríos sólo de pensarlo, seguro que a mi me dice algo parecido y es que no pertenecemos al grupo de las andalucies....
Pero recuerda que para ella nuestro título universitario valía para enmarcarlo y ponerlo en la salita de estar y poco más y así dedicarnos de lleno a cuidar de nuestros mariditos...
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