14 hombres y una perri

¿Qué hace la perri con 14 hombres guapetones en plena calle a las diez de la noche?

Pues sufrir…¡sufrir mucho… sufrir todo… sufrir más de lo humanamente posible… es decir sufrir perri!

Ya he dicho muchas veces que soy perri tímida y que, de vez en cuando me dan ataques incontrolados de panidez… relacionarme a solas con una persona desconocida es como meterme de golpe en el mar cantábrico en plena ola polar de febrero… así que entablar una conversación con todos sus verbos, sujetos y complementos directos con 14 chicos desconocidos (la mayoría)… es, para mi, algo así como sentarse desnuda (y sin depilar) a cenar por primera vez con los padres de un meo-de-pie y que de los nervios te hagas pis encima….

Yo intenté hacerme la perri segura de si misma, desenvuelta, profesional liberal y liberada a la par que encantadora, inteligente y enigmática… pero claro, me pase de ambiciosa. Demasiados matices para una actriz con el mismo talento que la pataki… debería haberme conformado con no parecer gilipollas y punto… (que ya hubiese sido bastante)…

Durante una semana entera soñé con todas las posibles tragedias que podían sobrevenirme en la sesión de fotos que había preparado para El Jare Nare… pero la realidad, (ah! la realidad!!!!!!!!) siempre es peor y más retorcida.

El fotógrafo llegó una hora y media tarde, varios de los guapetones que tanto trabajo me había costado convencer para que se permitiesen hacer fotos poniendo cara de mel gibson se habían pirado cansados de esperar (no estaba preparada psicológicamente para pedirles que por favor, por favor, por favor, por favor se quedasen… una sola humillación más y la pequeña pepita pulgarcita en la que me iba convirtiendo por segundo encogería tanto que desaparecería definitivamente)… en la calle hacía dos grados, los que se habían quedado estaba cabreados, cansados y congelados…
… todos eran muy amables (creo que se dieron cuenta de que ya no medía los 1,65 –cinco centímetros extra de catiuscas con tacón— de cuando llegué… sino unos 65 centímetros… a secas)… pero en su ojos adivinaba el instinto asesino que todo guapo lleva dentro…

¡Quería MORRRRRRRRRRIRRRRRRRRRRRRR! ¡QUERIAAAAAAAAA MATAAAAAAAAARRRRRR!

¡Quería sentarme desnuda a cenar con los padres de un meo-de-pie y mearme yo encima!.... ¡quería que me arrancasen las uñas y luego arañasen con ellas una pizarra!!!!!

¿Qué hizo la perri con 14 chicos guapetones para ella sola?

Sufrir, sufrir, querer matar, pulgarcitarme más que jamás en mi vida…. Y prometerme a mi misma que si ni siquiera puedo con uno individualmente no juntarme jamás con 14 a los que me daba vergüenza hasta mirar a la cara (¡y que caras…. Perrilinas mías… qué caras!)